viernes, 30 de diciembre de 2011

Bolsitas perfumadas de corazón

Bolsitas perfumadas

¡Navidad, dulce Navidad!...
... Navidad, esa época idílica del año en la que, supuestamente, afloran los buenos sentimientos de las personas.

Aunque en realidad los buenos sentimientos deberían aflorar tanto en Navidad, como el resto del año.

Y eso es lo que me gusta a mi, tener buenos sentimientos hacia todas las personas y compartir mi corazón. En este caso... mis corazones de olor: flores de lavanda y cáscaras secas de naranja y mandarina, encerradas en unos corazones de lino sobre los que he aplicado una flor de ganchillo muy sencillita de hacer. 

Bolsitas perfumadas

Con estos corazones dentro de nuestros cajones y armarios, tendremos nuestra ropa perfumada de manera natural, y además ahuyentaremos a las polillas. Y encima son superbonitos, ¿verdad?, ¿qué más podemos pedir?
¡Manos a la obra!

Materiales:

Hilo BABYLO del nº 20 de DMC en diferentes colores
Ganchillo del nº 10 (o el que mejor te vaya según cómo tejas)
Tela de lino

Flores de lavanda y pieles secas de cítricos hechas trocitos pequeños (la piel sin pulpa se puede secar sobre un radiador o cerca de una estufa)
El esquema de ganchillo y el patrón del corazón están en este album.

Bolsitas perfumadas

viernes, 23 de diciembre de 2011

Panettone y ¡Felices Pascuas!

Desde primeros de diciembre llevamos oliendo la Navidad. Las luces de las calles, los adornos, que desempolvamos un año más para adornar nuestros hogares, los niños, nerviosos deseando que lleguen las vacaciones, Papá Noel y los Reyes Magos. Mis hijos concretamente, que aún son muy pequeños, de 5 y 3 años, se pasan el día con revistas de propaganda de juguetes escogiendo lo que van a pedir, ¡que es todo!. Lo marcan todo con cruces, porque no saben leer, y tampoco tienen todavía muy claro el concepto de pedir, y por eso mismo lo piden todo. Creo que en realidad lo que quieren decir es simplemente que les gusta ese juguete en el que ponen la cruz.

Yo por mi parte me ilusiono con la Navidad por ver a los niños tan alegres, pero también por las reuniones familiares, en las que disfrutamos niños y grandes. Tanto la familia de mi marido como la mía son familias numerosas. Los dos tenemos 5 hermanos, y es en estas fechas tan especiales cuando las probabilidades de vernos los 6 hermanos son mayores. Y en especial si viven los abuelos, como pasa en este caso, pues, sobre todo las abuelas, son como las gallinucas que juntan a todos sus polluelos. Así que disfrutaremos de vernos los 6 hermanos, con nuestros padres, y seguiremos siendo "sus niños y sus niñas", aunque ahora tengamos también nosotros nuestros niños y una pareja, que se unirán al regocijo común y a la locura general que reinará en la casa de nuestra niñez, y que por algunos instantes nos transportará de nuevo, años atrás, hacia aquella época pasada.

Y para aderezar estas reuniones familiares nada como la comida y los dulces caseros. En este caso un panettone. He seguido la receta de Peter Reinhart, de su libro "El aprendiz de panadero", que es más o menos la que sigue:

Panettone

Ingredientes:

Esponja
200 g de masa madre 
240 ml de leche a unos 32-38ºC
130 g de harina de fuerza

Mezcla de frutas
170 g de pasas de Corinto
170 g de cáscara de naranja confitada
120 ml de ron u otro licor
1 tablespoon (15 ml) de agua de azahar

Masa
380 g harina de fuerza
40 g de azúcar
5 g de sal (1 teaspoon)
1 sobre de levadura seca de panadería (maicena u otra marca) ó 15 g de levadura prensada
1 huevo grande ligeramente batido y una yema de otro
agua templada a 32-38ºC, la que pida la masa, unos 60 ml
115 g de mantequilla a punto pomada
140 g de almendras laminadas o troceadas

Preparación:

Esponja
El día antes se mezclan la masa madre, la leche y la harina en un cuenco. Se tapa con film de cocina y se deja fermentar a temperatura ambiente unas 4 horas o hasta que empiece a haber burbujas. Después se mete al frigorífico toda la noche.

Frutas
También el día anterior ponemos a macerar las pasas con el ron y con el agua de azahar y lo dejamos toda la noche.
Para la naranja confitada lavamos y pelamos 2 ó 3 naranjas, según su tamaño, dejando la cáscara con lo blanco, y hacemos trocitos pequeños. En un cazo echamos los trocitos de naranja y añadimos azúcar, unas 10 ó 15 cucharadas soperas, y agua suficiente para cubrir las peladuras, y lo ponemos a calentar. Cuando el agua empiece a hervir bajamos el fuego para que las pieles se cuezan lentamente, añadiendo más agua si vemos que se ha evaporado en exceso. Cuando lo blanco se vuelve medio naranja y algo transparente están hechas, aunque el mejor modo de comprobarlo es probándolas.

Masa
Al día siguiente sacamos la esponja del frigorífico y la dejamos una hora al menos para que coja la temperatura ambiente.

Mezclamos la harina, el azúcar, la sal y la levadura. Añadimos la esponja, el huevo, la yema y el agua y mezclamos. Dejamos reposar la masa durante media hora tapándola con un paño húmedo para que empiece a desarrollarse el gluten.

Tras el reposo añadimos la mantequilla y amasamos hasta que quede suave pero no pegajosa, para ello podemos espolvorear muy pequeñas cantidades de harina o mejor aún, untarnos las manos y la superficie de trabajo con aceite para que no se nos pegue a las manos. Si supera la prueba de la membrana el gluten se habrá formado correctamente y dejaremos de amasar; para comprobarlo tomamos un trocito de masa y lo estiramos entre los dedos: debe formarse una membrana transparente y fina como el papel, que no se rompe fácilmente, en caso contrario seguiremos amasando. Cuando hayamos conseguido la masa, añadimos las pasas, la naranja y poco a poco las almendras, mezclando hasta que se repartan homogéneamente. A continuación dejamos la masa fermentando unas dos horas en un recipiente engrasado y tapándola con film.

Una vez que la masa ha fermentado, la dividimos en dos porciones y les damos forma de bola. Las introducimos en los moldes hasta la mitad, y de nuevo dejamos que fermenten durante unas 4 horas o hasta que dupliquen su volumen, lo cual dependerá también de la temperatura que haya en el lugar en que se produce la fermentación.

Cuando haya aumentado de volumen se introducen en el horno, precalentado a 165ºC, durante aproximadamente 1 hora. Si la parte superior se cuece demasiado podemos cubrirla con papel de aluminio. Por último, se saca del horno, se coloca sobre una rejilla hasta que se enfríe, y aún en caliente se baña por encima con una cucharada de azúcar disuelta en una de agua  para darle brillo a la corteza.

Parece muy complicado, pero en relidad no lo es, y para mi merece la pena.

Panettone

Si no tenéis moldes de pannettone podéis improvisar con cualquier otro molde. Yo usé una fiambrera de acero: para la base recorté un círculo de papel de horno, y después coloqué un rectángulo de papel en el interior y pegado a la pared del molde, dándole forma de cilindro y de la altura del panettone. Para que el papel no se abriera lateralmente lo corté de mayor perímetro que el molde de acero, de modo que el papel diera prácticamente dos vueltas. Lo dífícil fue introducir la masa dentro, pero con mucho cuidado se consigue.

Peter Reinhart para dar aroma al panettone macera las pasas con extracto de vainilla o Fiori di Sicilia, que es una mezcla de extractos y aceites florales, yo he usado lo más parecido que tenía a mi alcance, que era agua de azahar, pues según parece en su composición hay agua de la "flor del naranjo". Tenéis más información en The fresh loaf.

Espero que os animéis a disfrutar de este dulce navideño, que ahora es ya casi tan nuestro como los mazapanes, los polvorones o el turrón. 

Y por supuesto, con o sin panettone os deseo lo mejor en estos días tan especiales, ¡Felices Pascuas! ♥♥

Panettone

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Pan de cerveza negra y avena

Ya va a hacer casi un año desde que mi hermana me regalo el libro "Pan" de Xabier Barriga. Tengo dos hermanas y siempre aciertan con los regalos que me hacen. En cambio tengo también tres hermanos, y según ellos es muy difícil regalarme cosas. ¡No estoy de acuerdo con eso para nada!. La verdad es que a mi cualquier libro que me regalen siempre me gusta, por poner un ejemplo. Y los temas de los libros pueden ser variados: nutrición, crianza natural, decoración, cualquier tema relacionado con labores, restauración de muebles, flores, o simplemente una novela. Incluso unas madejas de lana o una pieza de tela me emocionan, siempre eso sí, que sean lana de verdad, y no madejas de 100% poliester.
Y volviendo al libro del pan, no será el mejor libro del mundo, pero tiene recetas que para mi resultan suficientemente atractivas, como este pan de cerveza negra y avena. En cuanto lo vi supe que tenía que hacerlo, y cada vez que lo hago creo que me gusta más que la anterior. La cerveza negra le aporta un gusto especial, imagino que por la malta, así como un color tostadillo, que nos hace pensar que es un pan integral, cuando en realidad no lo es, ¿o sí?

Pues en parte sí lo es, porque lleva copos de avena enteros, aunque no es lo que la mayoría de nosotros entiende por un pan integral: hecho con harina integral, o con harina refinada mezclada con cierta cantidad de harina integral. Lo que me sorprende de este pan es cómo se mezcla la avena en la masa, hasta el punto de que una vez cocido, la miga no nos deja ver ni un sólo copo. Todos los copos se disuelven y se funden en la masa como si se tratase de una finísima harina.

Pan de cerveza negra y avena

La receta de este pan es la que sigue:

Ingredientes:
500 g de harina de fuerza
10 g de sal
350 ml de cerveza negra
125 g de copos de avena
150 g de masa madre natural
5 g de levadura fresca

Baño de cerveza:

100 g harina integral de centeno
150 ml de cerveza negra (yo en realidad echo como unos 100 ml)
5 g de levadura
Un pellizco de sal

Mezclamos la harina, la sal y los copos de avena. Añadimos la masa madre, previamente activada y la levadura desleída en un poco de cerveza, cuidando de que no entren en contacto directo con la sal. Mezclamos todo bien, añadimos poco a poco el resto de cerveza y amasamos.

Dejamos reposar la masa tapada con un paño húmedo durante 60 minutos. Pasado este tiempo la volcamos sobre la superficie de trabajo y realizamos un pliegue para que adquiera más consistencia. Para ello la aplanamos dándole forma rectangular, dividimos mentalmente ese rectángulo en tres, y plegamos los de los extremos sobre el del centro. Y de nuevo dejamos reposar la masa 45 minutos más.

Una vez finalizado el tiempo de reposo damos forma al pan y lo colocamos sobre una bandeja de horno sobre la que habremos colocado una lámina de papel antiadherente.

Preparamos el baño de cerveza, mezclando la cerveza con la levadura y añadiéndole después la harina de centeno y un poco de sal. Con este baño recubrimos por encima el pan ayudados de un cuchillo, como cuando untamos mantequilla, y lo dejamos fermentando durante dos horas, o hasta que doble su volumen, tapándolo de nuevo con un paño húmedo.

Una vez que el pan ha fermentado lo espolvoreamos con harina por encima, ayudándonos de un colador fino, y lo metemos al horno, precalentado a unos 250ºC, y en el que además habremos introducido un cacharro con agua para generar vapor. A los 5 minutos de meter el pan rebajamos la temperatura a unos 185ºC. El tiempo total de horneado será de 50 minutos aproximadamente.

Cuando esté cocido lo sacamos del horno y lo dejamos enfríar sobre una rejilla.

Pan de cerveza negra y avena

Si no tenéis masa madre podéis prescindir de ella; o también podéis hacer este pan sin levadura, pero entonces deberéis echar al menos 250-300 g de masa madre.
No me podéis decir que no apetece darle un buen mordisco ¿verdad?. Si os animáis a prepararlo para alguna de las comidas o cenas de estas fiestas vais a dejar sorprendidos a todos vuestros invitados, ¡no lo dudeis!

Algunos datos nutricionales:

Este pan es nutricionalmente muy interesante por varias razones:
1º) presencia de masa madre, con las características que ésta le confiere
2º) por la cerveza negra, que le da, cómo os he dicho, un color y un sabor especiales
3º) por la avena en copos y el centeno integral que nos aportan fibra, la cual ayuda a disminuir los niveles de glucosa y de colesterol en la sangre. Además, como sabemos, se recomienda ingerir al día una cantidad de fibra de 20 a 35 g, soluble e insoluble a partes iguales.
4º) la avena es muy rica en vitaminas y sales minerales, y es además el cereal con mayor porcentaje en proteína (aunque no es completa, pues carece de los aminoácidos lisina y treonina).
Además del salvado, con un suave efecto laxante posee otro tipo de fibra, los mucílagos, que lubrifican y suavizan el tracto digestivo. 
Es muy digestiva y adecuada para personas que realizan grandes esfuerzos físicos. 
5º) el centeno también es rico en vitaminas y minerales. Se recomienda en personas con deficiencias cardíacas y circulatorias. Previene el estreñimiento

jueves, 24 de noviembre de 2011

Magdalenas de nata

Magdalenas de nata

Hoy toca una receta de magdalenas. Ya sé que hay cientos de recetas de magdalenas en todas partes, y que aparentemente no es ninguna novedad. Pero sí lo es. Y lo es, porque todas las recetas que podéis encontrar por ahí están hechas con mantequilla, con aceite, o con aceite y nata mezclados, pero sólo con nata como único elemento que aporta la grasa debe haber muy pocas recetas, porque yo todavía no he encontrado ninguna.

Llevo mucho tiempo dándole vueltas a estas magdalenas sólo de nata por una razón, y es que yo soy muy golosa, y al final, como mi marido no lo es tanto, y mis niños aún son pequeños y comen muy poquito, resulta que las cosas que hago termino comiéndolas casi todas yo. ¡Y claro, no es plan!, así que a veces intento comer menos, y otras simplemente intento rebajar las calorías de las cosas que como.

Os preguntaréis cómo puede la nata rebajar las calorías de las magdalenas o de cualquier otra cosa. Pues es muy fácil. Todas las grasas, ya sean aceites, mantequilla, u otras, tienen exactamente el mismo contenido en calorías, 9 kcal/g. Pero la nata resulta que sólo tiene un 35 % de materia grasa, y eso en el caso de la nata de montar. Con lo cual si añado 100 g de mantequilla o de aceite son 100x9 kilocalorías, pero si añado 100g de nata son 100x0,35x9 kilocalorías, es decir, ¡menos de la mitad!.

Magdalenas de nata

Y aquí tenéis la receta de estas magdalenas ¡con toda su nata!:

Ingredientes:

380 g harina de repostería
180 g de azúcar
1 brick de 200 ml de nata de montar
60 ml de leche
4 huevos
1,5 sobres de levadura química (Royal)
ralladura de limón, esencia de limón u otra esencia que os guste

- separo las claras de las yemas.

- tamizo la harina junto con la levadura y lo reservo.

- bato las yemas con el azúcar hasta que blanqueen, y en ese momento le añado la nata poco a poco hasta que quede homogéneo.

- sobre la mezcla anterior añado a cucharadas la harina con la levadura, muy poco a poco y mezclando bien para que no queden grumos.

- por último añado las claras batidas a punto de nieve mezclándolas suavemente y con un movimiento envolvente para que no pierdan el aire.

- después relleno las cápsulas de las magdalenas dejando como un dedo o algo más sin llenar, las echo azúcar por encima y las horneo a unos 240ºC durante unos 15 minutos.

Magdalenas de nata

Observaciones:

- conviene que las cápsulas una vez llenas con la masa las coloquemos en una bandeja de muffins o algo similar para evitar que se abran. De este modo conseguiremos que suban más y nos quedará un copete más vistoso

 - sobre los hornos se podría escribir largo y tendido. Cada horno tiene sus peculiaridades, y lo que en uno sale muy bien no sirve para los demás. Yo las magdalenas las hago en un hornito pequeño de sobremesa. Primero lo precaliento, lo cual es muy rápido en este tipo de hornos, y una vez en el horno caliento sólo por abajo. Cuando dejan de subir coloco el calor por arriba para que se doren, y en cuanto tienen el colorcillo guay las saco del horno.

- si se ponen directamente en el horno sin bandeja de muffins hay que controlar más el calor de la zona inferior porque si uno se descuida se pueden quemar un poco por debajo.

- cuando coloques las cápsulas en la bandeja de muffins procura que esté a temperatura ambiente para que noten el calor al meterlas en el horno, y no antes.

Magdalenas de nata

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Joyas de ganchillo

Pendientes y gargantilla ganchillo
 
¿Quien dice que lucir joyas es algo caro? Yo creo que no tiene porqué ser así, en mi caso al menos no lo es. No soy muy dada a lucir joyas de oro, brillantes ni perlas, lo veo más del estilo de mi madre. Ya no puedo decir que es de madres porque yo también lo soy, así que digo de mi madre, y de las madres de su generación. Antes también hubiera dicho: "es de señoras", pero ¡jo!, es que ya no puedo decir nada, porque también soy una señora. ¡Qué horror! Antes decían de mi: "si, esa chica..." y resulta que ahora dicen "esa señora". Y el caso es que yo soy la misma, y lo de señora ¡que mal me suena!. 

Con ocasión de ponerme un poco más arregladita el día de la boda de mi hermana pequeña, se me ocurrió hacerme una gargantilla y unos pendientes de ganchillo. Tengo un vicio, totalmente confesado y confesable: compro lanas, hilos, botones, telas, agujas, ganchillos, bolillos, abalorios, lazos, gomas, entretelas y todo lo que os podáis imaginar. Si ahora mismo quisiera montar una mercería creo que la llenaría con todo lo que tengo en casa. Tengo un armario lleno de este tipo de cosas. Y eso no es todo, ya os contaré más  sobre los materiales que tengo para los trabajos que suelo realizar. Os aseguro que no me caben en casa.

A lo que iba. Me acordé de que tenía hilos dorados y plateados, porque encima de tener tantas cosas me acuerdo de lo que tengo, y más o menos de dónde lo tengo. Y efectivamente, encontré un superhilo de la FIL ARGENT DMC A BRODER, plateado, composición: viscosa 72 %, plata 0,1 % y poliester 27,9 %, así que cogí un ganchillo del número 11 y me puse manos a la obra. Empecé haciendo la flor central, y a medida que la hacía se me ocurrió como podía ir haciendo el resto. Cuando acabé las piezas de ganchillo me acordé de unos abalorios que podían darle un toquecillo, y los añadí al conjunto, que me quedó así de chulo:

Gargantilla ganchillo

Después ideé los pendientes, a juego con la gargantilla. Compré los ganchos para meter los pendientes por las orejas, casualmente tenía gancho de cobre y de oro viejo, pero no de plata, y esté fue el resultado:

Pendientes ganchillo

No se si os gustará, pero a mi me encanta, y me parece que me sienta muy bien. Si os animáis a hacerlo, o con alguna variación, en este album os pongo el esquema de la flor. La otra pieza es un círculo, hecho a punto bajo todo él. Si sabéis hacer ganchillo veréis que es muy facilito.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Cómo hacer masa madre

Por fin. Por fin tras un período de sequía consigo publicar algo. Esta vez quiero hablaros de algo misterioso: la masa madre.

Hacer pan es algo mágico, pero si encima se hace con una masa madre a la que hemos estado cuidando y alimentando nosotros mismos, entonces se convierte, si cabe, en una magia suprema.

Porque hacer que con tan sólo tres materias, como harina, agua y sal surja un pan, con todo el sabor, la textura y los nutrientes que lo convierten en un alimento ideal, es pura magia.

Y si encima esta transformación la conseguimos amasando directamente con nuestras manos, sin aparatos de por medio, sin termomix, kitchen aid ni panificadora, entonces nosotros nos convertimos en magos. Sentir la masa entre las manos, tocarla, amasarla, y observar como va cambiando de textura, de temperatura, cómo vive y respira mientras se van formando las cadenas de gluten, que después formarán la estructura esponjosa de la miga, es cosa de puro encantamiento, y nuestras manos son la varita mágica.

En este proceso damos vida al pan, y dar vida es algo muy satisfactorio, es como plantar un árbol, algo que todos deberíamos experimentar.

Con los aparatos que antes mencionaba salen también panes exquisitos, y que no se parecen en nada a la mayoría de los panes que nos venden por ahí. Pero les falta algo, les falta el alma. El alma que nosotros les imbuimos a través de nuestras manos, de su calor, de nuestra propia energía, esa energía que después el pan nos devuelve mejorada y aumentada cuando nos lo comemos.

Si alguna vez experimentáis el placer primitivo de ver crecer vuestra propia masa madre, la cuidáis y mimáis, y amasáis vuestro propio pan igual que se hacía hace 2000 años, seguro que os sentiréis tan realizados y satisfechos que no creo que dejéis de hacerlo nunca más.

Paso a paso de la masa madre:

Todas las recetas de masa madre que he encontrado hasta ahora añaden agua y harina a partes iguales, ya sea en peso o en volumen, es decir, a veces en la receta añaden 50 g de agua y 50 g de harina, o bien un vaso de agua y otro de harina. Yo en cambio lo hago "a ojo":

Día 1:
- echo dos o tres cucharadas de harina integral de trigo o centeno y le añado agua, sin cloro (mineral o de pozo), poco a poco hasta que me queda una textura espesita, tipo papilla, más o menos así:

Masa madre

Masa madre

 Lo coloco en un tarro de cristal de boca ancha, y a poder ser un poco grande. Después coloco la tapa encima, pero sin roscarla. En este proceso se libera dióxido de carbono, y tiene que tener vía libre para poder salir del tarro.

Día 2 y sucesivos:
 - sigo alimentando mi masa madre añadiéndole cada día un par de cucharadas bien colmadas de harina y el agua necesario para reproducir la textura inicial. Ahora la harina puede ser blanca con integral, sólo blanca o sólo integral.

Masa madre

Puede que, con mucha suerte, el segundo día, es decir, después de 48 horas, ya empecemos a ver pequeñas burbujitas debidas a la fermentación en el seno de la masa madre. Al olerla a mi me recuerda a la leche, un olor como dulzón. Según pasan los días y avanza la fermentación se observa que el olor tira algo más a ácido, algo afrutado diría yo, como entre alcohol y vinagre o algo así. Pero esto es muy subjetivo, y cada persona puede apreciar distintos matices en el olor, aparte de que cada masa madre es diferente de las demás, ya que aunque se haga con idénticos ingredientes, en el mismo sito y todo sea igual, las masas madres jamás van a ser iguales.

A partir del cuarto día :
- Puede que ya esté lista la masa madre, pero lo ideal es esperar al menos 7 días. Cada día refrescaremos la masa madre con una nueva cantidad de agua y harina, pero ahora añadiremos algo más de harina que en los días anteriores, para asegurarnos así de que la fermentación va más lenta. Antes de añadir el refresco de agua y harina tiramos más o menos un tercio de la mezcla, pues de lo contrario obtendríamos cantidades enormes.

 Al final lo que observaremos cuando nuestra masa madre esté lista es que ha aumentado de volumen, por lo menos el doble o más del volumen inicial, y que se ha llenado de burbujas.
Masa madre

Masa madre activa

Refrescos de la masa madre:

La masa madre que acabamos de obtener está lista para preparar nuestro pan en el momento en el que se llena de burbujas y su volumen es máximo.

Cuando preparemos un pan, dejaremos siempre una parte de masa madre de reserva para así poder usarla en los sucesivos panes que hagamos. La masa que no usemos, la guardamos en el frigorífico hasta la vez siguiente. De ese modo las levaduras ralentizan su actividad, pero no mueren.

Dos días antes de hacer un pan, sacaremos la masa madre del frigorífico, y la refrescaremos para reactivarla, yo suelo refrescarla como mínimo dos veces en esos dos días, así me aseguro de que la masa no sea demasiado ácida. Lo que debemos hacer es, en primer lugar, dejarla a temperatura ambiente para que las levaduras vayan saliendo de su "letargo". Si tenemos mucha masa madre podemos coger sólo una porción de ésta, o tirar una parte antes de refrescarla, para lo cual, añadiremos como siempre agua y harina y lo mezclaremos de manera que nos quede una pasta homogénea. Como mínimo duplicaremos la cantidad inicial de masa madre que vamos a refrescar. Lo dejamos a temperatura ambiente, y esperamos a que aumente el volumen y nos aparezcan las burbujas de gas. Y al igual que antes, la masa estará a punto cuando alcance su volumen máximo.

De nuevo usaremos una parte de masa madre y el resto al frigorífico. Mientras está en el frigorífico, a mi también me gusta refrescar la masa madre al menos una o dos veces por semana, pues de lo contrario se vuelve muy ácida, basta con añadir un par de cucharadas de harina y el agua correspondiente.

Un poco de teoría:

Cuando intentamos crear la masa madre a partir de tan solo agua y harina, lo que en realidad estamos haciendo  es un cultivo simbiótico de las levaduras "salvajes" y bacterias lácticas que se encuentran presentes en los alimentos y en el aire de un modo natural. Estas levaduras están en los cereales, pero también en la piel de frutas ricas en azúcares, como pasas o manzanas, por lo que hay quien añade también estas frutas junto al agua y la harina cuando prepara la masa madre. Estos microorganismos, levaduras y bacterias, son más activos cuando están juntos que por separado, de modo que la acidificación de las bacterias lácticas es mayor en presencia de la levadura.

Estas levaduras salvajes fermentan a un pH entre 3'5 y 4, más bajo, o lo que es lo mismo, más ácido que las levaduras comerciales (levadura prensada) debido a la fermentación bacteriana que la acompaña. La levadura salvaje está formada por un hongo llamado Saccharomyces exiguus, mientras que la levadura comercial está formada por una cepa de  Saccharomyces cerevisiae, que es el mismo hongo que se usa en la fermentación de la cebada para obtener cerveza, es decir, es la levadura de cerveza, que algunas personas también toman en comprimidos. A esta levadura comercial no le gustan los entornos ácidos que producen las bacterias, no los resiste, y si las bacterias producen demasiado ácido la levadura muere, dándole al pan un sabor raro. El pH de los panes elaborados con levadura comercial está en torno a 5- 5'5.

Para que el pH de nuestra masa madre resulte el adecuado y no nos salgan panes con exceso de acidez, debemos controlar los 3 factores que hacen que se reproduzcan las levaduras:

- alimento, es decir, harina, por eso cuando refresquemos la masa madre duplicaremos o triplicaremos la cantidad inicial, y si es necesario tiraremos algo de masa, pero es necesario añadir bastante harina. A mayor cantidad de refresco menos acidez.
- hidratación: una mayor hidratación también disminuye la acidez 
- temperatura: a mayor temperatura menor acidez, es decir, a temperatura ambiente mejor que en frigorífico. Peeero, sabiendo que a temperaturas por debajo de los 18ºC el proceso es muy lento, y por encima de los 54ºC la levadura muere rápidamente. La temperatura máxima de fermentación será de 38ºC. Entre 20 y 25ºC es un rango adecuado para fermentar las levaduras con la acidez deseada.

Otro dato a tener en cuenta: la sal tiene un efecto inhibidor muy fuerte sobre la actividad de la levadura, e incluso puede llegar a matarla, por lo que nunca deben estar en contacto directo.

Características de los panes con masa madre:

La gran diferencia de los panes con masa madre respecto de los panes que llevan levadura, es que los primeros necesitan tiempos de fermentación mucho más largos que los segundos, pues la levadura salvaje es más débil que la comercial. Esto conlleva otra serie de diferencias de los panes con masa madre respecto de los panes con levadura:

- mayor cantidad de minerales y de vitaminas, sobretodo del grupo B y C, incluso B12
- los cereales integrales impiden la correcta absorción de calcio, hierro y cinc, pero cuando se trabaja con masa madre la fermentación destruye parte del ácido fítico presente en la corteza de los cereales, que es el que impide la absorción, por lo que estos minerales son más asimilables en el pan integral hecho con masa madre
-mejora las características de la corteza, la hace más crujiente y le da más color.
- alarga la conservación del pan
- mejora el aroma y sabor del pan
- rebaja el índice glucémico del pan
- es más digestivo que el pan con levadura, pues ésta tiene tendencia a continuar la fermentación dentro del estómago, provocando gases

lunes, 17 de octubre de 2011

COMPOTA DE PERAS

¿Os habéis fijado alguna vez lo guapas que están todas las novias el día de su boda? Creo que no hay ninguna que esté mal. Óscar, mi marido, es fotógrafo, así que veo fotos de un montón de novias. Más que eso: entre los dos nos encargamos después de retocar esas fotos y de maquetar los álbumes.

No soy muy amiga de retocar las fotos más de lo estrictamente necesario: quitar brillos, algún grano, o cosillas de poco, porque creo que si uno se pasa con el retoque se corre el peligro de que los novios después no se reconozcan. Los gestos, y la expresividad de cada uno pueden desaparecer con el retoque, y eso es lo que le da la personalidad a cada cual. 

En fin, todo esto viene a cuento porque esta semana hizo 6 años que me casé, y aunque no os lo creáis, todavía no tengo álbum de boda. ¿Qué os parece? A mi me parece que los refranes a veces son verdades como puños, porque en este caso lo de “en casa del herrero…” le va que ni pintado.

Peras

Y cambiando de tercio, hoy os traigo una receta de compota de peras. Cuando mis hijos aún eran bebés de meses y estaba empezando a introducirles alimentos sólidos, a veces les cocía la pera con un poco de agua hasta que se quedaba blandita, y les encantaba. Pero la compota que en realidad me gusta a mi tiene algo más...

Esta receta se me ocurrió un año cansada de hacer las mismas peras al vino de siempre. En vez de emplear vino tinto o vino blanco, pensé, como golosa que soy, ¿y si cuezo las peras con moscatel?, y así lo hice. Y no es por nada, pero a mi me saben riquísimas. Aquí tenéis la receta:

Ingredientes :

2 kg de peras
250 ml de moscatel
100 ml de agua
zumo de un limón
1 palo de canela
un buen trozo de cáscara de limón

En una cazuela se ponen las peras peladas y cortadas en cuartos con el resto de los ingredientes. Se deja que hiervan despacio durante al menos una hora hasta que las peras quedan blanditas, pero sin deshacerse.

Si se desea se pueden tomar una vez que se hayan enfriado, o bien se embotan  para conservarlas, hirviéndolas en tarros previamente esterilizados durante 15 minutos.

Compota de peras

Información nutricional:

- las peras aportan fibra soluble en forma de pectina, por lo que regulan el intestino. Son digestivas, antiestreñimiento, diuréticas y desintoxicantes (ayudan a eliminar los metales pesados del organismo)

- además contienen una cantidad elevada de ácido fólico, vitamina C y selenio (antioxidantes), cinc (aumenta las defensas), potasio (hipotensor y diurético) y magnesio.

Sencillamente son.... ¡la repera! (no me he podido resistir a esta tontería)

martes, 27 de septiembre de 2011

GAZPACHO

Este año el mes de julio ha sido un horror, no ha sido verano, pero ahora en septiembre nos estamos desquitando y creo que al final no ha sido tan mala la cosa. Por estas fechas es cuando estamos a tope con los tomates de la huerta, y poder disfrutar de un gazpacho fresquito para aliviar la sed con los tomates de casa, es un placer que no hay que dejar pasar cuando se tiene la fortuna de poder hacerlo.

Según mi marido, hasta que no tuvo 15 años se puede decir que no probó el tomate. No le gustaba. ¡Hasta que lo probó, claro!. ¡Si le llegan a decir entonces que no sólo sí le iba a gustar el tomate, sino que encima su mujer sería forofa del tomate...!

Y es que en mi familia siempre hemos sido muy tomateros. En casa de mis padres en verano, a la hora de comer, en lugar de agua tomábamos gazpacho. Más de un vaso por cabeza, y entre mis padres y mis hermanos éramos ocho cabezas, ¡qué ya son!, así que menuda tomatada.

Y así, fresquito, ¡hay que ver lo rico que está el gazpacho y lo bien que entra!. A mis hijos, por supuesto, les vuelve locos el tomate en cualquiera de sus formas, ¡cómo tiene que ser!. Los genes son los genes, y contra eso no hay nada que hacer.
Gazpacho
En esta zona palentina donde vivo, parece que el tomate sólo es para freír y para las ensaladas, y nada más lejos de la realidad. La gente mayor, sobre todo, ve eso del gazpacho como algo raro, casi no se atreven ni a tomarlo, como si fuera algún brebaje medio venenoso. ¡Menudo jeriguay! deben pensar. A veces hemos ofrecido un vaso fresquito a algún vecino, que lo ha probado por no hacer el feo pero con bastante recelo. Para mi, ¡que lo he mamado como quien dice!, mirar con recelo al gazpacho es algo impensable. En vez de pan y vino yo diría pan y gazpacho.

En fin, que da gusto, casi en octubre y tomando ahora un gazpacho, ahora un salmorejo, cogiendo tomates todos los días y disfrutando de su intenso sabor y del maravilloso olor que desprenden las tomateras.

Y para que veáis que no soy egoista, aquí os dejo la receta del gazpacho para que podáis disfrutar de su sabor y de los tomates tanto como lo hacemos mi familia y yo. ¡Buen provecho!


Gazpacho


Ingredientes:

5 tomates maduros medianos
1 diente de ajo no muy grande
1 pepino mediano
1 pimiento verde mediano
5 g de sal (1 teaspoon)
3 tablespoon de vinagre de sidra (45 ml)
125 ml de aceite de oliva virgen extra
media barra de pan duro (opcional)

Se pelan los tomates, el pepino y el ajo. Se trocean y se colocan en el vaso de la batidora junto al pimiento, el aceite, la sal y el vinagre y se tritura hasta que quede una textura muy fina. Si se quiere se puede añadir pan remojado del día anterior, aunque no es necesario, concretamente yo no lo he hecho. Después se pasa todo por un chino, o por un colador para eliminar restos de pieles y pepitas y que quede aún más fino.

Con esta cantidad salen alrededor de 2 litros de gazpacho, por lo que si sale muy espeso, dependiendo de la cantidad de agua que contengan los tomates, se puede rectificar añadiendo un poco de agua hasta ajustarlo al gusto de cada uno.

Consejos:

- No añadir cebolla. Hay infinidad de recetas de gazpacho, así como gazpachos comprados, que se empeñan en añadir cebolla, u otros ingredientes extraños. La cebolla da muuucho sabor. Un gazpacho con cebolla no sabe a gazpacho, sabe a cebolla. Por favor, no la echéis, hacedme caso.

- Si los tomates no son muy rojos, como es mi caso ya que son tomates tipo raf, se puede añadir un poco de pimiento rojo sustituyendo al verde para que el color sea más intenso. Pero sólo un poco, porque el pimiento rojo también sabe distinto del verde, y eso se nota.

- Podéis añadir unos tropezones de pepino, pimiento o cualquier otra cosa que se os ocurra. En mi caso lleva pepino. O simplemente no añadáis nada, por que va a estar igual de rico.

- Os recuerdo que el tomate es rico en licopeno



domingo, 18 de septiembre de 2011

KETCHUP

Tomates


La primera vez que probé el ketchup tenía 21 años. Me acuerdo perfectamente, porque estaba de au pair en Londres, y también por primera vez comí una hamburguesa que no era casera. ¡Tenía tanto hambre que hubiera comido cualquier cosa!. Y es que yo al ketchup y a la mostaza les tenía manía y hasta aquel momento jamás había querido probarlos. Hoy en día me pasa lo mismo con la salsa de soja, sólo que en este caso no creo que vaya a probarla jamás, porque soy totalmente anti-soja en cualquiera de sus formas, a excepción de la lecitina, que aparece como ingrediente en muchos alimentos, como por ejemplo el chocolate,  por lo que no me queda más remedio que tragar (nunca mejor dicho).

Todos los años hago montones de salsa de tomate y lo emboto, pero desde el año pasado también hago kepchup. Por mí sería suficiente con el tomate, pero a los niños no sé lo que les pasa con el ketchup que es la panacea para hacerles comer casi de todo.

La receta del año pasado llevaba pimentón entre los ingredientes y no me gustó porque predomina demasiado su sabor y no me pega para el ketchup, así que este año he improvisado otra receta. He intentado que se pareciera al de Heinz, que es el que más me gusta, pero ya se sabe que "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia".

Aquí tenéis la receta, es fácil y rápida, ¡animaos a hacerla!, ¡seguro que os gusta!.

Ingredientes:

2 kg puré de tomate (tomate pelado y triturado)
40 g pimiento verde
1 cebolla (unos 200 g)
4 dientes de ajo
un trocito de apio ( de 6 ó 7 cm de largo)
un trocito como de 1 cm de jengibre
medio clavo
un poco de pimienta negra recién molida
2 tsp de sal (8 ó 10 g)
120 g de azúcar
75  ml de aceite de oliva virgen extra
180 ml vinagre de vino

Se  trituran todos los ingredientes, excepto el apio, hasta que nos quede un puré muy fino. Yo lo hice en una batidora de vaso, que lo tritura más que la batidora normal.
Una vez que tenemos el puré lo ponemos a cocer, añadiéndole el apio, y lo dejamos que hierva despacio durante media hora o más, hasta que alcance la consistencia que nos guste.
Cuando veamos que está suficientemente espeso, retiramos el apio y pasamos el puré por el chino o por un colador, para eliminar así las pepitas del tomate y las pieles del pimiento y la cebolla. Así obtenemos un puré muy fino, el ketchup, que a continuación envasaremos en tarros que habremos esterilizado previamente hirviéndolos en agua durante 15 minutos. Después de añadir el ketchup a los tarros, los herviremos al baño María durante al menos otros 15 minutos para hacerles el vacío.

Ketchup


Información nutricional:

- El tomate es un alimento rico en licopeno. El licopeno es un fitoquímico o fitonutriente, concretamente un carotenoide, que además de ser uno de los pigmentos que le proporcionan su color al tomate, es un gran antioxidante. Los fitoquímicos son sustancias que ayudan a las plantas a defenderse, y parece que también ejercen esta función en las personas.

- En los derivados del tomate, como el ketchup, la salsa, etc, hay más licopeno que en los tomates crudos, pues al cocerlo, el calor hace que se rompa la matriz celular donde se guarda el licopeno, quedando libre para poder ser absorbido. Además su absorción aumenta si se prepara con aceite, ya que el licopeno es liposoluble.

- El ketchup es el alimento que mayor cantidad de licopeno posee, después está la salsa de tomate, y por último el tomate fresco.

- El licopeno, por su poder antioxidante, reduce la incidencia del cáncer de próstata, vegija, cuello de útero, tumores del tracto digestivo, aterosclerosis, degeneración macular y ataques cardiacos, además de proteger a las células de la oxidación provocada por los radicales libres, con lo que se retrasa el envejecimiento  y mejora nuestra piel.

- Además los tomates también nos proporcionan agua y fibra saciante, que ayudan a controlar el apetito, así como betacaroteno, vitaminas C y E, ácido fólico, potasio cinc, hierro y calcio.

Consejos:

- Los tomates verdes no deben consumirse crudos, pues contienen una sustancia llamada solanina, que puede llegar a ser tóxica.

- Nunca desecheis el agua que sueltan los tomates al cocerlos, ya que no es sólo agua, sino una disolución de vitaminas, minerales, licopeno y demás sustancias, todas ellas beneficiosas para el organismo. Si tiramos ese agua lo que hacemos es empobrecer el tomate y perder los beneficios que nos aportan todos estos solutos.

miércoles, 31 de agosto de 2011

CÓMO CONGELAR JUDÍAS VERDES

Esta época del año es cuando la huerta nos regala su máxima producción, y por ende  también es máximo el trabajo que nos da. La alegría de recoger los frutos de la tierra nos obliga a hacer conservas o a congelar, ya que salen todos a la vez y no podemos consumir a diario todo lo que cosechamos.
Y eso es precisamente lo que estoy haciendo en estos días con las judías verdes: congelarlas para disfrutar de su sabor en los meses venideros. Ni que decir tiene que estas judías no tienen nada que ver con las compradas: tiernas, sin una sola hebra, y con un sabor...

Judías verdes


Judías verdes


Pero para congelarlas no sirve meterlas directamente en el congelador, ya que de ese modo se estropean, su sabor se vuelve como metalizado, no encuentro otro adjetivo, bueno sí, asqueroso.  La congelación tiene su ciencia, y su química...

Cuando se congelan los alimentos se forman cristales de hielo. Si  esta congelación es lenta  los cristales pueden llegar a romper las membranas celulares, haciendo que la textura cambie y que se pierdan gran parte de los nutrientes. En cambio, si la congelación es rápida, los cristales que se forman son muy pequeños y no consiguen romper esas estructuras celulares.

Además, también hay reacciones químicas causadas por las proteínas del propio alimento, que al igual que los cristales, modifican la  estructura y las propiedades nutricionales. Por esta razón las verduras que como las judías se toman cocidas, se deben blanquear primero, es decir, escaldar  enteras en agua hirviendo. Para las judías con uno o dos minutos en agua hirviendo es suficiente, según  su tamaño. Despúes, se escurren y se enfrían con agua muy fría, a la que habremos añadido hielos para enfriarla suficientemente. Volvemos a escurrir las judías y las secamos, y ya están listas para congelarlas lo antes posible. De este modo conseguimos inactivar las enzimas (proteínas), evitando las reacciones químicas perjudiciales.

Judías verdes

Judías verdes


Es importante congelar los alimentos en porciones pequeñas, esto, junto con la congelación de los alimentos cuando están fríos, nos asegura una congelación más rápida y homogénea, con lo que evitamos la formación de los cristales grandes perjudiciales.

Y ya tenemos las judías listas para poder saborearlas durante meses hasta la siguiente cosecha. Concretamente el tiempo de conservación recomendado para las judías es de 12 meses, y para descongelarlas se hierven sin descongelar previamente durante 20 a 30 minutos.

Más consejos de congelación:

- el envasado también afecta a los alimentos congelados: deben envolverse correctamente, herméticos para que no se queden resecos al escapar los vapores húmedos de los alimentos, y sin aire, para evitar que se absorban olores extraños

- los alimentos congelados no son eternos, por lo que siempre es aconsejable etiquetarlos con la fecha de congelación

- las porciones pequeñas además de congelarse antes, también tardan menos en descongelarse.

- procurar que los alimentos no toquen directamente las paredes del congelador, pues de ese modo se  "queman" y se estropean


miércoles, 17 de agosto de 2011

MERMELADAS, CONFITURAS Y DULCES DE FRUTAS

Entre los mejores recuerdos de mi infancia tengo grabados los desayunos que nos daban  a mi hermana y a mí en Santoña, en una colonia de verano: un buen tazón de café con leche, que estaba riquísimo, junto con un bollo de pan tipo chusco, una porción de mantequilla y mermelada. Quizás por eso hoy en día ese es el desayuno ideal para mi, o casi, porque en lugar de café con leche yo soy adicta al colacao, así que tomo mi supertazón de leche con colacao, junto con una tostada con mantequilla, o aceite de oliva, y mermelada. Creo que eso es lo que desayuno más de 300 días de los 365 que tiene el año.

Y por eso, todos los años hago buenas provisiones de mermeladas en cuanto las frutas que tengo a mi alcance están en su momento óptimo. Este año de momento he empezado por las ciruelas y los albaricoques. Es una manera de aprovechar la fruta, puesto que no da tiempo a comerla y de otro modo terminaría estropeándose.

En realidad mermelada y confitura no son exactamente lo mismo, si bien la diferencia es muy sutil. Las mermeladas se preparan a partir de un puré previo de la fruta escogida, que se hierve juntamente con azúcar. La confitura, en cambio, se hace a partir de la fruta troceada, que se incorpora a un almibar preparado con anterioridad cociendo agua y azúcar (250 ml de agua por kilo de azúcar). Como veís no es lo mismo, pero casi: fruta cocida con azúcar. 

Sea como sea yo lo que hago siempre es cocer primero la fruta hasta que se ha reducido suficientemente, y después añado el azúcar y cuezo hasta que por fin adquiere el punto de mermelada. En teoría hay que añadir la misma cantidad en peso de fruta que de azúcar, aunque a mi me parece que es demasiado y siempre añado menos azúcar.

Mermeladas y confituras

Mermeladas y confituras

Mermeladas y confituras

Otra manera de conservar la fruta es hacerla puré y cocerla junto con el azúcar muy despacio para que no se pegue (igual proporción de azúcar que para las mermeladas), reduciéndola después hasta que cueste darle vueltas. El resultado es algo parecido al membrillo, y que está igual de rico cuando se combina con queso. Como ventaja tiene que no hay que esterilizar tarros para guardarlo ni hervirlos después para hacer el vacío, lo cual es bastante pesado.
Dulce de ciruelas

Sugerencias:

- la fruta debe estar óptima, ni pasada ni verde, ya que así es como mejor sabor tendrá la mermelada

- el azúcar es mejor no añadirlo al principio y esperar a que se reduzca la fruta, pues en cuanto lo añadimos tenemos que estar dando vueltas para que no se nos pegue, de ese modo podemos estar descuidados durante bastante tiempo sin remover la mermelada

- el cucharón que empleemos para dar vueltas es mejor que sea nuevo o que lo usemos sólo para las mermeladas, porque de otro modo podemos tener al final una mermelada con regustillo a morcilla o a cualquier otra cosa, ya que por mucho que freguemos, la grasa no termina de salir del todo de la madera

- para ver el punto de mermelada echamos una cucharada de la misma en un platillo que habremos enfriado antes en el frigorífico. Esperamos un poco a que la mermelada se enfríe, y después la empujamos con el dedo. Si la mermelada se arruga es que está en su punto.


Consejillos sanos:

- Si añadimos menos azúcar de lo que se suele recomendar a la hora de hacer la mermelada, resulta más saludable, primero por llevar menos azúcar, y segundo porque de paso reducimos la cantidad de calorías.

- si nos gusta echar una buena capa de mermelada en la tostada, mejor que ésta sea de pan integral para  compensar así el "subidón de azúcar"

-si compramos la mermelada debemos comprobar que en su composición ponga "azúcar" y que no lleve  fructosa, ni jarabe de glucosa-fructosa, ni edulcorantes como el aspartamo, ni nada parecido. Y si no queremos que lleve azúcar lo mejor es comprar mermeladas edulcoradas a base de frutas (zumo de manzana o uva), como la de St Dalfour, que es muy buena.



domingo, 7 de agosto de 2011

SALMOREJO CORDOBÉS

No sé cómo ha podido ser, que siendo mi padre cordobés hasta la médula, no probara yo este manjar hasta que no tuve casi 30 años. Y es que mi padre se centró tanto en el gazpacho, que en casa nos hacía los mejores gazpachos del mundo, pero el salmorejo se le borró del entendimiento.

Y quiso el azar, la fortuna, o cómo se quiera llamar, que uno de mis hermanos, en su banquete de boda, escogiera salmorejo como primer plato. Esto ocurrió en Patones de Arriba (Madrid), en un restaurante del que ahora mismo no recuerdo el nombre. Lo que sí recuerdo es que cenamos en el exterior, en un ambiente muy acojedor, con una luz suave, observando cómo anochecía, y muy en familia, porque entre familiares y amigos no éramos más de 60 personas. 

Para mi se abrió en ese momento una nueva sensación, que me viene de nuevo a la memoria cada vez que vuelvo a probarlo. Suave al paladar, gustoso, con la textura del huevo picado mezclándose en la boca y deshaciéndose con la cremosidad del salmorejo. ¡Hay que probarlo para saber exactamente de lo que estoy hablando!. Así que, aquí os dejo la receta para que os animéis a hacerlo si todavía no habéis tenido la suerte de degustarlo, y ya me diréis lo que os ha parecido.

Ingredientes:

2 kg de tomates maduros
125 ml de aceite de oliva virgen extra
1 diente de ajo no muy grande
5 g de sal (1teaspoon)
media barra de pan aproximadamente (mejor duro)
huevo cocido o jamón cortado en juliana

Preparación:

Se pelan los tomates y se pone mientras tanto el pan a remojar. En una batidora de vaso, o en una batidora normal se echan los tomates pelados y troceados, el ajo, el aceite, el pan escurrido y la sal. Se bate todo hasta conseguir una textura cremosa, suave y muy homogénea. Cuanto más se bata más cremoso quedará.

¡Y ya está!. Ahora sólo falta degustarlo, añadiendo en el plato además del salmorejo unos tropezones de jamón, o un huevo duro rallado. Yo personalmente prefiero la segunda opción.

Salmorejo cordobés
 
Sugerencias:

- Los tomates conviene que estén fríos de frigorífico para poder tomarlo cuanto antes, porque este plato debe tomarse frío, que es como está más rico.

- El ajo mejor que no sea demasiado grande por si luego repite, en cuyo caso también es de ayuda quitarle la parte central.

- Si se echa pan candeal (bregado) la textura gana en cremosidad frente a un pan normal

- No añadir vinagre, primero porque el verdadero salmorejo no lo lleva, y segundo, porque la acidez necesaria ya la aportan los propios tomates.

miércoles, 3 de agosto de 2011

MI PAN DE MASA MADRE

Mucho tiempo ha pasado desde que me inicié con el pan, pero por fin voy dominando algo la técnica. No obstante, todavía me queda mucho por aprender.

En realidad la necesidad y las ganas de hacer pan las tengo desde mi época de estudiante, pero mi madre siempre me quitaba las intenciones. Además, como no tenía ni idea, hacía unas masas que después de salir del horno parecían hormigón armado. Todo un fracaso, y una jarra de agua fría que caía sobre mis hombros.

Poco a poco comencé a tener algún éxito, pero no fue hasta después de nacer mi segundo hijo cuando comencé en serio está andadura panadera.  Primero me estrené con las masas hechas con levadura de panadería, pero en la actualidad apenas uso levadura, ya que la he sustituido por masa madre, que yo misma preparo. Y no pienso dejar de hacer pan, ni otras masas, pues aunque no os lo creáis, tengo en el hombro una tendinitis calcificada que dejó de dolerme de la noche a la mañana gracias al ejercicio del amasado. Apenas podía mover el brazo, y ni los masajes ni el ibuprofeno consiguieron mitigar, ni corregir, lo que el amasado del pan ha logrado.

Para este pan en cuestión he empleado los siguientes ingredientes:

475 g de harina de fuerza (con más de un 10% de proteína)
200 g de masa madre
290 g de agua
10 g de sal (2 teaspoon)

Para hacer este pan uso la técnica de amasado de Dan Lepard. En primer lugar mezclo los ingredientes, la harina estará tamizada y la masa madre con burbujas. Mezclo todo ayudándome de un tenedor, y después termino de mezclar con las manos, amasando suavemente. Después dejo reposar la masa durante media hora más o menos para que la harina absorba bien la humedad: coloco la masa en una fuente y la tapo con un trapo húmedo. Y ahora es cuando realmente la "amaso". Aunque esté pegajosa no hay que añadir más harina, en todo caso nos untamos las manos con aceite, y hacemos lo mismo sobre la superficie de amasado para evitar que la masa se quede pegada. El amasado consiste en estirar la masa y doblarla sobre sí misma, después se gira la masa 90º y se repite el proceso, amasando y plegando, durante unos 15 segundos. A continuación se deja reposar unos 15 minutos, para volver a repetir el proceso al cabo de este tiempo. En total se deben repetir estos amasados-plegados unas 3 ó 4 veces.

Llegado este punto, yo tapé con film la fuente donde tenía mi masa de pan y la metí al frigorífico.

Al día siguiente saqué la masa del frigorífico, la di forma de hogaza y la dejé fermentando sobre un paño espolvoreado con harina. Despúes la tapé con otro paño húmedo y la dejé fermentar durante unas 3 ó 4 horas, que es el tiempo necesario para que se desarrollen las  cadenas de gluten y la masa duplique su volumen (al menos en verano).

Una vez que ha fermentado doy la vuelta al pan sobre una bandeja de horno (suele ser de ayuda usar papel antiadherente), y le hago unos cortes con un cuchillo húmedo. Después lo introduzco en el horno, precalentado a unos 220ºC y en el que además he introducido un cacharro con agua para proporcionar la humedad necesaria para que la corteza salga crujiente. A los 5 minutos de meter el pan en el horno rebajo la temperatura a unos 180ºC. El tiempo total de horneado será de unos 50 minutos.

Por último, saco el pan del horno y lo coloco sobre una rejilla hasta que se enfríe por completo.

Y por fin, aquí está el resultado:

Hogaza de masa madre

Hogaza de masa madre

Hogaza de masa madre

Hogaza de masa madre

¿Qué os ha parecido? Os aseguro que sabe a auténtico pan. ¡Si aún no lo habéis intentado os animo a que horneéis vuestro propio y auténtico pan!

lunes, 1 de agosto de 2011

CURSO DE RESTAURACIÓN DE MUEBLES DE MADERA

Desde que nació mi hijo mayor no había vuelto a impartir ningún curso, y por fin, después de aproximadamente 5 años,  vuelvo a la carga.

Para estrenarme, o mejor dicho, re-estrenarme, he impartido un curso de restauración de muebles en Arenillas de San Pelayo, en Palencia. Este curso se enmarca dentro de las actividades programadas por la Universidad Rural Paulo Freire en su cuarta edición. El lema de esta Universidad es INVESTIGAR,VALORAR, RESCATAR, COMPARTIR Y RECREAR SABERES, intentando que los conocimientos que poseen nuestros mayores no se pierdan, sino que sean rescatados por los jóvenes.

La experiencia no ha podido ser más enriquecedora, tanto por los trabajos que se han realizado, como por todas las personas que han participado en el taller de restauración así como en el resto de talleres. Personas nuevas y lugares nuevos de los que sin duda siempre se aprenden cosas. Un ambiente agradable, cordial, familiar, que le ayuda a uno a sentirse como en casa a pesar de encontrarse con personas desconocidas. En definitiva, una experiencia que ha merecido la pena vivir.

Y para muestra, aquí va un resumen de los trabajos realizados:

Arcón restaurado
Lavabo restaurado
Alacena decapada
Alacena decapada

Baúl y garlopa restaurados

Para ver más fotos de algunos de los trabajos realizados pincha en este album. Como verás, en estas fotos, aparecen algunos de los objetos antes y después del proceso de restauración.

La sensación del curso fue el lavabo, cuyo espejo, que estaba roto, se pudo conservar colocando una tira de plomo de las que se usan para las falsas vidrieras. Y merecía la pena conservarlo, ya que estaba hecho con vidrio soplado.
Además el vasar rompe un poco con la idea típica de restaurar todos los muebles con el mismo acabado, con la madera a la vista. Para variar, un blanco decapado, que aporta luminosidad, ¿no os parece?

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