Parece mentira hasta que punto nos puede influir el sol en el estado de ánimo. ¡Por lo menos a mi!, no sé a vosotros. Llevamos dos días viendo el sol y ya parece como si estuviéramos en verano. ¡Aunque claro, después de tantas semanas que nos hemos pasado a oscuras y lloviendo!
El caso es que cuando amanecen los días con sol a mi me entra otra alegría en el cuerpo, otro salpichirri, que diría mi padre. Parece que tengo más ganas de hacer cosas y además el tiempo me da más de sí. Puede que sea porque el sol me da energía y me muevo más deprisa y con más ganas. O puede que todo ocurra a la misma velocidad de siempre, pero que yo esté más optimista y por eso todo me parece mejor.
Me gustan los días con sol. No es que aborrezca los días lluviosos, que también tienen su encanto. Pero cuando abro las ventanas de par en par por la mañana para que el sol entre en casa, me da una especial alegría y me llena de energía positiva para el resto del día.
Y hoy, por suerte, es uno de esos días, y ayer también lo fue. Un maravilloso día de sol que me llenó de energía y de ganas de hacer cosas. Y una de las cosas estupendas que hice son estas rosquillas, "mis rosquillas", que son mías porque me las dio mi madre, y a ella se las dio antes la suya. En muchas familias hay recetas que se van pasando de generación en generación, pues esta es mi receta de rosquillas, al igual que también tengo mi receta de orejuelas o mi receta de tarta de zanahoria. Pero si queréis, desde ahora también pueden ser vuestras :)
Esta receta tiene una peculiaridad sobre otras recetas familiares que he probado, y es que no llevan anís en forma de licor, sino que llevan anises, matalahuga, como lo queráis llamar, que le dan un sabor muy especial. Y aunque os parezca que siempre os digo lo mismo, es la pura realidad, se hacen en un santiamén. Son facilonas, casi no llevan amasado porque más que amasar es mezclar, así que, ¿porqué no hacéis unas pocas y me contáis qué tal os han salido?
Ingredientes:
3 huevos
40 g azúcar
1 sobre de levadura química
2 cucharadas (tablespoon) de anises
60 g de aceite de oliva virgen extra para la masa y algo más para freír
110 g de leche entera
500 g harina de repostería
1 limón
azúcar glass para espolvorear
- se fríen los anises en el aceite: cuando el aceite esté caliente añadimos los anises y lo retiramos del fuego para evitar que se quemen.
- batimos los huevos con el aceite y una vez frío y le añadimos también la leche y el azúcar.
- tamizamos la harina con la levadura y la vamos añadiendo la la mezcla anterior para formar la masa de las rosquillas.
- dependiendo del tamaño de los huevos o del tipo de harina puede ser que la masa quede algo pegajosa, entonces añadiremos un poco más de harina hasta que no se nos pegue a las manos. Amasamos hasta que esté bastante homogénea y a continuación dejamos que repose de 20 minutos a media hora.
- tras el reposo cogemos trocitos pequeños de masa, hacemos con ellos una bola y en el centro de la bola hacemos un agujero para darle la forma de rosquilla.
- ponemos a calentar en una sartén abundante aceite y añadimos sobre éste un trozo de cáscara de limón para aromatizarlo. Cuando el aceite esté caliente vamos añadiendo las rosquillas y las freímos hasta que estén doradas. Las sacamos de la sartén, escurrimos el exceso de aceite, y las espolvoreamos con azúcar glass. El limón también lo retiramos de la sartén antes de que se queme para que no de mal sabor.
Sugerencias y datos:
- el único aceite apto para freír es el aceite de oliva, sobre esto tenéis en la entrada de las orejuelas una breve explicación
- es mejor añadir todo el aceite de una sola vez y no tener que ir añadiendo poco a poco más aceite a la sartén
- para sacar las rosquillas de la sartén yo me ayudo de una aguja de hacer punto, metiéndola por el agujero de la rosquilla
- para que las rosquillas tengan el máximo sabor posible a anís os recomiendo hacerlas con anís recién comprado, ya que si lleva tiempo en vuestra despensa, por muy tapado que esté habrá perdido aroma.
- el anís tiene varias propiedades beneficiosas, su aceite facilita la digestión, y tomándola después de la comida en forma de infusión tiene efectos antiflatulentos. También se dice que aumenta la producción de la leche materna, aunque en palabras del pediatra Carlos González, "la única manera de tener más leche es sacar más leche", o lo que es lo mismo, dar de mamar.
- para sacar las rosquillas de la sartén yo me ayudo de una aguja de hacer punto, metiéndola por el agujero de la rosquilla
- para que las rosquillas tengan el máximo sabor posible a anís os recomiendo hacerlas con anís recién comprado, ya que si lleva tiempo en vuestra despensa, por muy tapado que esté habrá perdido aroma.
- el anís tiene varias propiedades beneficiosas, su aceite facilita la digestión, y tomándola después de la comida en forma de infusión tiene efectos antiflatulentos. También se dice que aumenta la producción de la leche materna, aunque en palabras del pediatra Carlos González, "la única manera de tener más leche es sacar más leche", o lo que es lo mismo, dar de mamar.