Hoy llevo todo el día bastante liadilla, pero no quería dejar de publicar esta receta. Quienes tengáis más o menos mi edad, y ya soy un poco mayorcita (no exagero), quizás recordéis un anuncio de crema Atrix en el que decían algo así como : "la casa, mi marido, los niños...", pues ese es mi lío de siempre, aunque con las vacaciones se multiplica por... no sé cuánto pero mucho.
Hay veces que un anuncio se te queda grabado, y te sirve como recuerdo de una determinada época de tu vida. La caja tonta, con sus tonterías, nos sirve para ordenar cronológicamente sucesos y recuerdos de nuestra vida, ¡quien lo iba a decir!. Por ejemplo, recuerdo que estando yo en 2º de carrera es cuando la tele empezó a emitir sin interrupción a mediodía, y empezaron las teleseries, como Falcon Crest. ¡Y cómo nos fastidiaba cuando teníamos laboratorio por la tarde y no lo podíamos ver!. ¡Qué mono teníamos! ¡Una amiga de la facultad llegó a soñar que Richard Channing era su padre!, ¡vaya risas nos pasamos!. Parecerá una bobada, pero en aquella época era lo más de lo más. No había internet, ni móviles, por no haber no había apenas ni ordenadores, quitando los de jugar tipo spectrum y de ese tipo. Era otro siglo, y ¡nunca mejor dicho!
La verdad es que nuestras vidas han cambiado mucho y en muy poco tiempo con las nuevas tecnologías, aunque hay cosas que es mejor que no cambien nunca, como por ejemplo las cosas que comemos, que cuanto más naturales sean, mejor. Al menos yo lo creo así.
Y hablando de cosas de comer, este pan de semillas que traigo hoy está tan rico que se come casi como si fuera un bizcocho. El sabor de las semillas mezclado con el sabor del pan, y todo ello junto al regustillo de la harina de espelta son para mi indescriptibles. ¡Pero que bueno está!, bueno se queda corto, ¡bue-ní-si-mo!. Es un pan que se come sin ganas, aunque sea solo pan con pan, pero si se le echa por encima un hilillo de aceite de oliva virgen extra, o se acompaña con un poco de chocolate, ya es casi para desmayarse de gusto.
Y si no os lo creéis juzgadlo vosotros mismos.
Ingredientes:
300 g de harina integral de espelta
150 g de harina blanca de fuerza
50 g de harina de centeno
250 g de masa madre
350 g de agua
10 g de sal
150 g de mezcla de semillas (yo eché amapola, girasol, sésamo, lino) y copos de avena
- como siempre mezclamos las harinas, añadimos la sal y la masa madre (sin contacto directo con la sal).
- añadimos poco a poco el agua, mezclamos y amasamos. Amasaremos con la técnica de Dan Lepard de amasados cortos: 15 segundos amasando y 15 minutos reposando, y así unas 4 veces. En el post de la masa madre os explico con más detalle cómo se hace.
- en el último amasado añadimos 120 g de la mezcla de semillas y copos de avena y mezclamos hasta que se repartan de manera uniforme entre la masa
- damos forma al pan, en este caso yo hice una especie de barra. Primero se hace una bola con la masa y se deja que repose unos 10 minutos, pasado este tiempo se aplasta la bola y se da forma rectangular. Se doblan hacia el centro las esquinas apretando un poco para sellar. Después doblamos a la mitad la pieza que nos ha quedado y volvemos a apretar la unión para sellarla. Esta unión debe quedar hacia abajo.
- ahora rebozaremos la barra con el resto de semillas. Para que estas se peguen al pan primero tenemos que mojar la masa con agua, con un spray, o con las manos con mucho cuidado.
- dejamos fermentando el pan, tapado con un paño húmedo, o con film untado con aceite para que no se pegue a la masa. Cuando haya aumentado el volumen y más o menos se haya duplicado, introducimos el pan en el horno precalentado a 250ºC, y en el que habremos introducido un cacharro con agua para proporcionar vapor. Cocemos el pan a esa temperatura durante 5 minutos, y después la bajamos a 180ºC y seguimos cociéndolo durante otros 45 minutos.
-finalmente dejamos enfriar el pan sobre una rejilla
Y aquí la mano pecadora, en busca del chocolate :)
150 g de harina blanca de fuerza
50 g de harina de centeno
250 g de masa madre
350 g de agua
10 g de sal
150 g de mezcla de semillas (yo eché amapola, girasol, sésamo, lino) y copos de avena
- como siempre mezclamos las harinas, añadimos la sal y la masa madre (sin contacto directo con la sal).
- añadimos poco a poco el agua, mezclamos y amasamos. Amasaremos con la técnica de Dan Lepard de amasados cortos: 15 segundos amasando y 15 minutos reposando, y así unas 4 veces. En el post de la masa madre os explico con más detalle cómo se hace.
- en el último amasado añadimos 120 g de la mezcla de semillas y copos de avena y mezclamos hasta que se repartan de manera uniforme entre la masa
- damos forma al pan, en este caso yo hice una especie de barra. Primero se hace una bola con la masa y se deja que repose unos 10 minutos, pasado este tiempo se aplasta la bola y se da forma rectangular. Se doblan hacia el centro las esquinas apretando un poco para sellar. Después doblamos a la mitad la pieza que nos ha quedado y volvemos a apretar la unión para sellarla. Esta unión debe quedar hacia abajo.
- ahora rebozaremos la barra con el resto de semillas. Para que estas se peguen al pan primero tenemos que mojar la masa con agua, con un spray, o con las manos con mucho cuidado.
- dejamos fermentando el pan, tapado con un paño húmedo, o con film untado con aceite para que no se pegue a la masa. Cuando haya aumentado el volumen y más o menos se haya duplicado, introducimos el pan en el horno precalentado a 250ºC, y en el que habremos introducido un cacharro con agua para proporcionar vapor. Cocemos el pan a esa temperatura durante 5 minutos, y después la bajamos a 180ºC y seguimos cociéndolo durante otros 45 minutos.
-finalmente dejamos enfriar el pan sobre una rejilla
Y aquí la mano pecadora, en busca del chocolate :)
Datos interesantes:
- como casi toda la harina es integral y además lleva copos de avena, es bueno añadir todo el agua que indica la receta, pues a medida que se va formando el gluten, la masa dejará de estar tan pegajosa. Para trabajarla bien al principio, echaremos un poco de aceite en la superficie de amasado y también en nuestras manos, y así evitaremos tener que añadir más harina
- la harina de espelta es una variedad de trigo silvestre a partir del cual se fueron desarrollando el resto de variedades del trigo, y que no ha sufrido cruces o manipulaciones genéticas, lo que hace que haya personas que tienen intolerancia al trigo pero que si toleran la espelta. ¡Ojo!, intolerancia, no celiaquía. La espelta sigue conteniendo gluten, y por tanto es un alimento prohibido para los celiacos.
- a pesar de que contiene gluten lo tiene en menor proporción que el trigo normal, por lo es una harina floja y no panifica igual de bien, por ejemplo los panes sólo de espelta no desarrollan el mismo volumen que los de trigo normal. Pero en este caso al llevar mezclada harina de trigo normal estaríamos aumentando la proporción de gluten, y de ese modo las características del pan también mejoran. Más detalles sobre los panes de espelta los tenéis en la revista Molinería y Panadería
- nutricionalmente se parece a la avena, contiene un nivel aminoácidos esenciales superior al del trigo común y también es más rica que éste en vitaminas y minerales
- si os interesa podéis encontrar más datos sobre la espelta en El foro del pan