Este mes Bake the World, coincidiendo con el "Día Mundial del Pan", o "World Bread Day", nos lanzó un reto por todo lo alto, la chapata. Así que he tenido que hacer un hueco entre tomates y más tomates para ponerme a la faena con este pan. Sí, lo de los tomates lo digo porque aún sigo embotando tomate frito, tomate al natural, pisto, y como indica el título de esta entrada, tomates desecados.
En alguna otra ocasión ya os he dicho que en casa el tomate nos gusta a rabiar, así que no me queda más remedio que aprovechar los que nos da la huerta para aprovisionarme hasta el año que viene. En la zona donde yo vivo si no tienes invernadero los tomates se empiezan a recoger a finales de agosto más o menos. Después podemos seguir comiendo los tomates de nuestra huerta prácticamente hasta diciembre. Eso sí, en unos pocos días tendremos que taparlos con algún plástico, o incluso arrancar las matas para que terminen de madurar poco a poco sin helarse.
El año pasado en todo el invierno no compré ni un triste tomate, y no porque tuviera los de mi huerta. Lo que ocurre es que me niego a pagar unos 3 € el kg por unos tomates que son una "m". No hay derecho a que vendan tomates que no valen ni para freír: pasados, helados, acartonados y sin sabor. Pagar dinero por algo así es peor que tirarlo, y no están los tiempos para eso.
Este año se me ha ocurrido que para las ensaladas del invierno podía embotar tomates al natural y tomatitos desecados. ¡Y pasando de comprar tomates otra temporada más!
Respecto a la chapata ¡qué puedo decir que no sepáis!. Un pan de origen italiano y riquísimo. Yo he hecho mi propia versión, mezclando una receta que fotocopié hace más de 20 años del libro "Panadería Española", con la receta de las minichapatas que aparecen en el libro "Pan" de Xabier Barriga.
Y sin más aquí os dejo las instrucciones para que os animéis a hacerlo, ¡porque realmente no es nada difícil!.
Ingredientes:
250 g de harina de fuerza
250 g de harina floja
50 g harina de centeno (yo la usé integral)
400 ml de agua (según el tipo de harina podría ser un poco menos)
100 g masa madre
8 g de sal
7 g levadura prensada
150 g de aceitunas verdes y negras
25 g piñones pelados
tomillo, orégano, romero, albahaca y laurel
25 ml aceite de oliva virgen extra
- mezclamos las harinas con la sal y añadimos la masa madre, procurando que la masa madre y la sal no se toquen. A continuación añadimos la levadura, que habremos desleído previamente en un poco de agua. Sobre estos ingredientes añadimos el resto de agua y mezclamos hasta obtener una masa homogénea y pegajosa. Trabajaremos esta masa con la técnica llamada de amasado francés, o de Bertinet, consistente en levantar la masa y estirarla al tiempo que la doblamos sobre sí misma. Giramos 90º y repetimos el amasado, y así sucesivamente. Al ir repitiendo este proceso la masa poco a poco se va volviendo suave y manejable y deja de ser pegajosa debido a la formación de las cadenas de gluten. Trabajaremos así durante más o menos media hora. Os daréis cuenta del cambio en la consistencia de la masa y del final de este amasado sin problema, ¡casi parece magia como cambia!.
- en ese momento le añadiremos las aceitunas picadas y los piñones. Formamos con la masa una bola, la colocamos en un recipiente tapado, que antes habremos untado de aceite, y la metemos al frigorífico toda la noche.
- al día siguiente sacamos la masa del frigorífico y la dejamos que se atempere durante una media hora. Entonces, con mucho cuidado y ayudándonos de una espátula o de una rasqueta, dejamos que la masa caiga sobre la superficie de trabajo, sobre la que previamente habremos espolvoreado bastante harina
- con cuidado, damos a la masa forma rectangular y la cortamos en dos. Nos imaginamos cada rectángulo dividido en tres partes, una central y dos extremos. Doblamos uno de los extremos por encima de la central, y después repetimos lo mismo con el otro extremo. Tapamos la masa y repetimos esta operación unas tres veces en total, cada 15 ó 20 minutos. Así conseguiremos que la chapata después aparezca con "ojos".
- dejamos fermentar la masa sobre un paño, cubriéndola con bastante harina y tapándola, y cuando haya aumentado de volumen pintamos la parte superior con una mezcla hecha con el aceite y las hierbas bien picadas. Metemos al horno, precalentado a 250ºC y bajamos la temperatura a unos 200ºC, cociéndolo sin vapor durante aproximadamente 20 minutos, que es lo que tarda en dorarse la corteza.
Para los tomatitos simplemente los cortamos en dos mitades, los colocamos sobre una bandeja de horno y echamos por encima de estos un poco de azúcar, para matar la acidez del tomate, y sal. Los metemos al horno a unos 100ºC más o menos y dejamos que poco a poco se vaya evaporando el agua y se vayan secando, lo cual, dependiendo del tamaño del tomate puede durar dos o más horas. De vez en cuando vigilaremos por si algunos tomates se hacen antes que otros.
Una vez desecados podemos consumirlos en el momento, pero también podemos meterlos en tarros que antes habremos esterilizado hirviéndolos durante 15 minutos en agua. Metemos los tomates con unos dientes de ajo y los aromatizamos con alguna hierba (albahaca, orégano o lo que nos guste), los cubrimos de aceite de oliva virgen extra, y cerramos los tarros al vacío, hirviéndolos de nuevo en agua durante 15 minutos.
Y por último, ¡no dejéis de mirar el resto de recetas de chapata de los demás participantes de Bake The World!
Y por último, ¡no dejéis de mirar el resto de recetas de chapata de los demás participantes de Bake The World!