¡Siempre pasa igual!, cuando tenemos una primavera suave, como la de este año, sin heladas fuertes e incluso con algún día de calor, luego llega el verano y se toma la revancha. Lo digo porque de momento, en lo que llevamos de verano, no se puede decir que esté haciendo calor. Esta semana incluso hemos llegado a encender la estufa un día.
La verdad es que me da rabia. Me gusta que en invierno haga frío y en verano calor, y en primavera y otoño, pues normalmente, por aquí, también frío.
Hace dos años tuvimos también un mes de julio que hizo malísimo, y después nos vino el verano con retraso. Septiembre y octubre fueron más cálidos de lo normal. Es como si julio y octubre se hubiesen cambiado uno por el otro.
Así que con este panorama del tiempo no es de extrañar que este año no haya estado yo muy por la labor de hacer helados. La verdad es que no sentía la necesidad. Pero ahora, no por el calor que hace, sino más bien por las fechas en las que estamos, me han entrado de repente las ganas de hacerlos.
No hace tantas semanas que quité de la cama la manta y estamos sólo con una colcha fina, pero alguna noche nos hemos tenido que echar encima una manta finita y eso porque me da vergüenza volver a poner la manta gorda, que es una manta de lana de Palencia que me dio mi suegra de lo más abridadita, pero por ganas bien que lo habría hecho.
Por fin hemos quitado los ajos , y mientras termino de procesar los guisantes, que ya se nos han acabado, y pienso en como voy a hacer para gastar los calabacines que ya han empezado a salir, me he puesto a hacer un helado, a ver si así animándome yo, se anima el tiempo también a calentar.
Llevaba tiempo detrás de un helado de queso, y de varios que he hecho, éste es el que más me ha gustado, con un sabor increíble y de puro fácil que es se hace casi sin enterarse. Tiene un suave sabor a queso que combina a la perfección con una salsa o una mermelada de frutos rojos. Yo me decidí por una salsa de grosellas, que acabábamos de recolectar, pero si en vez de eso usáis una mermelada de moras, sobre todo si es casera, resulta igual de delicioso.
Le puse también un poco de chocolate, ¡qué me encanta!, aunque si os digo la verdad con la crema del helado y la salsa de grosellas hubiera sido suficiente, así que aunque no añadáis chocolate el helado va a seguir siendo igualmente exquisito.
Este helado desde ya se ha convertido en mi favorito de este verano, y si queréis saber porqué sólo tenéis que prepararlo.
Ingredientes:
200 g de queso crema (tipo philadelphia)
2 yogures griegos
2 vasitos de yogur de leche entera
50 g azúcar
1 pellizco de sal
1 cucharadita (tsp) de esencia de vainilla
30 g de pepitas de chocolate (o chocolate fondant troceado)
para la salsa:
150 g grosellas
40 g azúcar
100 ml agua
- para el helado: mezclamos todos lo ingredientes menos el chocolate, los batimos para que quede la mezcla bien homogénea y finalmente añadimos el chocolate
- introducimos la mezcla en el frigorífico, y cuando esté bien fría la colocamos en la heladera.
Para la salsa:
- ponemos en un cazo a calentar el agua con las grosellas, hasta que se ablanden.
- las pasamos por un pasapués para eliminar las pieles y pepitas
-
volvemos a ponerlas a calentar hasta conseguir el espesor deseado
añadiendo previamente el azúcar con el puré que acabamos de obtener
A la hora de tomarlo acompañaremos el helado con la salsa y también podemos añadirle unas grosellas por encima.
Sugerencias:
- en la entrada del helado de fresas encontráreis la explicación para hacer helado sin heladera
- podéis sustituir las grosellas por cualquier otro fruto rojo
Por cierto, que en facebook estoy contando cómo hacer un licor de nueces verdes. De momento lo cuento allí para que lo podáis ir haciendo, porque para cuando lo publique no habrá ya nueces verdes y no lo podréis hacer, así que si os interesa, pasaos por allí.