¿No os pasa a veces que de repente os apetece un poco de chocolate a vida o muerte?. Lo confieso, a mi sí me pasa, y por eso siempre tengo en casa varias tabletas. El que más me gusta es el negro, que me trae además recuerdos de cuando yo era pequeña. Entonces lo más normal era el chocolate con leche, pero a veces mi padre nos traía chocolate negro, y ese para mis hermanos y para mi era el chocolate "bueno", ¡umhh!¡qué rico!
Creo que en aquella época nos hicimos adictos al chocolate. Y además hemos contagiado este vicio a nuestras parejas. ¡Seis de seis! No está mal ¿eh? No se ha librado ni un solo cuñado, ¡todos se han enganchado al chocolate! Y es que, como dice mi padre, "algo tendrá el agua cuando la bendicen".
Ahora, además, apetece un montón tomar helados. Es lo que tiene el calor, que el cuerpo te pide cosas fresquitas, y como ya inauguré la temporada de la heladera con el helado de fresas, ahora hay que continuarla, y esta vez con un helado de chocolate que si él solito está riquísimo, si se le añaden unos pistachos ya es "demasié".
Hacerlo es superfácil, y además es de esos que se quedan blanditos de puro cremoso que es. Por su composición es bastante difícil que cristalice, así que ni siquiera hay que sacarlo 10 minutos antes para tomarlo, se abre el congelador y ¡ya está!, listo para tomar. Y si no me creéis sólo tenéis que hacerlo. Así es como se hace:
Ingredientes:
250 ml de leche entera
1 brick pequeño de nata de montar (200 ml)
60 g cacao puro en polvo
150g azúcar
1 cucharadita, (tablespoon de 5 ml) de esencia de vainilla, o un poco de vainilla en polvo
pistachos picados
- mezclamos la leche con la nata, el azúcar y el cacao y calentamos suavemente y dando vueltas hasta que el azúcar y el cacao se hayan disuelto.
- dejamos enfriar la mezcla, y cuando esté a temperatura ambiente añadimos la esencia de vainilla y los pistachos troceados
-introducimos en el frigorífico hasta que se enfría y en ese momento lo ponemos en la heladera o en el congelador. Si hacemos esto último cada 15 minutos o así lo sacaremos y daremos vueltas para romper los cristales de hielo que se hayan formado, que ya os he dicho que son poquísimos.
