La verdad es que estamos teniendo un tiempo que no es muy normal para esta época del año, pero como se suele decir, ¡qué nos quiten lo bailao!, que ya nos vendrá el frío.
El martes los niños estuvieron de excursión con el cole, fueron a Valladolid a algo llamado Miniminci, que es parte de la Seminci pero que está dedicada a los niños. ¡Qué tiempos aquellos, cuando yo aún era una jovencita con la carrera recién terminada, viviendo en casa de mis padres en Valladolid!¡Cuántas veces habré visto esas pelis de la Seminci!¡y cómo me gustaba!, ¡y ahora ni me acuerdo de ella, qué cosas!
En fin, el caso es que creo que era la primera vez que faltaban los niños en casa a la hora de comer, y como se nos hacía raro estar sin ellos decidimos hacer algo que también hacemos de vez en cuando con ellos, y fue ir a comer al campo, que con este tiempo tan bueno es todo un lujo.
Así que nos preparamos una tortillita con unas setas senderinas que había confitado para que no se me estropearan, cogimos un poco de pan, algo de fruta, y....¡tachán!, ¡y el paté de berenjenas!, lo metimos todo en una bolsa de esas que son tipo nevera, y al río.
¡Y qué gozada!, porque la temperatura era ideal, no corría ni una brizna de aire, y tampoco molestaba el sol. Hacía para estar en manga corta, y eso, cuando estamos a menos de 15 días de que empiece noviembre, es algo increíble por esta zona.
Encima el campo ahora está precioso, porque a los árboles les da igual que haga bueno, ellos siguen su evolución como si tal cosa, y si las hojas se tienen que poner pardas y amarillas y caerse, ¡pues se ponen pardas y amarillas y se caen!, así que esos colores otoñales, la temperatura, la comida tan rica de bocata y picoteo, pues que queréis que os diga, que todo eso, y con la compañía de Óscar, no se podía pedir nada más (bueno, faltaban los niños, pero por lo demás...)
Por estas fechas aún tenemos la huerta a tope de producción, más que ningún año, no sé si será por el invernadero que nos hemos agenciado, o por el tiempo que hace, o por las dos cosas, pero todavía seguimos recogiendo tomates, berenjenas, calabacines, pimientos ... y si os digo la verdad estoy deseando que esta locura termine ya, porque al principio te hace ilusión empezar a freír y embotar tomate, a guardar pisto, a secar tomates cherry al sol y todo eso, pero llega un punto en que ya cansa un poco. Pero a pesar de ello no puedo dejar de hacerlo, porqué todo lo que ahora embote me ahorro tener que comprarlo más adelante.
Las berenjenas, de momento, son de las pocas cosas que no he embotado, pero tenemos muchas y hago con ellas este paté porque así gasto de golpe más que si las pongo a la plancha, rebozadas o rellenas y consigo que no se me estropeen, ya que dura unos cuantos días en el frigo.
Este paté es el baba ganoush de los árabes, delicioso y fácil de hacer. Es ideal para picoteos, como entrante de una comida, o para completarla en caso de que haya sido ligera, como aperitivo, o para una cena un poco informal. ¡Todo un descubrimiento!, y yo desde luego, mientras siga teniendo berenjenas en la huerta, no dejaré de tener baba ganoush en mi cocina.
Os lo recomiendo además, porque siempre es más sano picotear con un paté vegetal, de este tipo, que con los patés de origen animal que solemos comer. En general comemos demasiados productos de origen animal, más de los que deberíamos, y esta es una manera deliciosa de reducir su consumo, con lo que de paso disminuiremos también la cantidad de sal que tomamos, pues ese tipo de productos generalmente llevan exceso de sal y de otros aditivos, sobre todo tipo nitratos. Así que por muchas razones, pero además porque está más que rico, no dejéis de probar este paté, ¿lo haréis, verdad?
Ingredientes:
1 kg de berenjenas (más o menos 4 ó 5)
2 dientes de ajo
2 cucharadas (tbsp) de zumo de limón
3 cucharadas de tahín
100 ml de aceite de oliva virgen extra
sal
- lavamos las berenjenas y las partimos por la mitad longitudinalmente, añadimos sal por encima y las dejamos reposando unos 15 minutos para que suelten agua.
- eliminamos el agua con papel absorbente, o con un paño limpio, y las metemos boca arriba en el horno precalentado a 190ºC. Las dejamos durante 30 minutos, dándoles la vuelta más o menos a la mitad del tiempo, hasta que estén blandas. Si hace falta las dejamos en el horno un poco más.
- otra opción, en lugar de hacer lo del horno, es asarlas en una carmela o una parrilla al fuego, pero entonces no es necesario partirlas, sino que las ponemos directamente y según se van asando las vamos dando la vuelta hasta que se asen por completo
- después quitamos la piel a las berenjenas, y en el vaso de la batidora las mezclamos con el resto de ingredientes, el aceite, el tahín, los ajos, y el limón, salamos al gusto (yo eché algo menos de una cucharadita de sal) y batimos hasta que quede una crema fina.
Sugerencias y datos:
- el tahín es una pasta que se hace con semillas de sésamo, en mi caso usé una hecha con sésamo tostado, aunque también la hay de sésamo sin tostar. Es muy rica, y además es una fuente muy buena de calcio. Se encuentra fácilmente en herboristerías o tiendas de productos ecológicos, o en grandes superficies en la zona de productos eco
- podéis modificar esta receta añadiendo más o menos cantidad de ajo, según vuestro gusto, e incluso hay quien le añade un poco de comino o de pimentón
- si queréis conservar las berenjenas durante algunos días antes de consumirlas, no las metáis en el frigorífico, se conservan mejor a temperatura ambiente. Según Mc Gee, "el daño por enfriamiento interno produce pardeamiento y malos sabores en unos pocos días"