martes, 27 de septiembre de 2011

GAZPACHO

Este año el mes de julio ha sido un horror, no ha sido verano, pero ahora en septiembre nos estamos desquitando y creo que al final no ha sido tan mala la cosa. Por estas fechas es cuando estamos a tope con los tomates de la huerta, y poder disfrutar de un gazpacho fresquito para aliviar la sed con los tomates de casa, es un placer que no hay que dejar pasar cuando se tiene la fortuna de poder hacerlo.

Según mi marido, hasta que no tuvo 15 años se puede decir que no probó el tomate. No le gustaba. ¡Hasta que lo probó, claro!. ¡Si le llegan a decir entonces que no sólo sí le iba a gustar el tomate, sino que encima su mujer sería forofa del tomate...!

Y es que en mi familia siempre hemos sido muy tomateros. En casa de mis padres en verano, a la hora de comer, en lugar de agua tomábamos gazpacho. Más de un vaso por cabeza, y entre mis padres y mis hermanos éramos ocho cabezas, ¡qué ya son!, así que menuda tomatada.

Y así, fresquito, ¡hay que ver lo rico que está el gazpacho y lo bien que entra!. A mis hijos, por supuesto, les vuelve locos el tomate en cualquiera de sus formas, ¡cómo tiene que ser!. Los genes son los genes, y contra eso no hay nada que hacer.
Gazpacho
En esta zona palentina donde vivo, parece que el tomate sólo es para freír y para las ensaladas, y nada más lejos de la realidad. La gente mayor, sobre todo, ve eso del gazpacho como algo raro, casi no se atreven ni a tomarlo, como si fuera algún brebaje medio venenoso. ¡Menudo jeriguay! deben pensar. A veces hemos ofrecido un vaso fresquito a algún vecino, que lo ha probado por no hacer el feo pero con bastante recelo. Para mi, ¡que lo he mamado como quien dice!, mirar con recelo al gazpacho es algo impensable. En vez de pan y vino yo diría pan y gazpacho.

En fin, que da gusto, casi en octubre y tomando ahora un gazpacho, ahora un salmorejo, cogiendo tomates todos los días y disfrutando de su intenso sabor y del maravilloso olor que desprenden las tomateras.

Y para que veáis que no soy egoista, aquí os dejo la receta del gazpacho para que podáis disfrutar de su sabor y de los tomates tanto como lo hacemos mi familia y yo. ¡Buen provecho!


Gazpacho


Ingredientes:

5 tomates maduros medianos
1 diente de ajo no muy grande
1 pepino mediano
1 pimiento verde mediano
5 g de sal (1 teaspoon)
3 tablespoon de vinagre de sidra (45 ml)
125 ml de aceite de oliva virgen extra
media barra de pan duro (opcional)

Se pelan los tomates, el pepino y el ajo. Se trocean y se colocan en el vaso de la batidora junto al pimiento, el aceite, la sal y el vinagre y se tritura hasta que quede una textura muy fina. Si se quiere se puede añadir pan remojado del día anterior, aunque no es necesario, concretamente yo no lo he hecho. Después se pasa todo por un chino, o por un colador para eliminar restos de pieles y pepitas y que quede aún más fino.

Con esta cantidad salen alrededor de 2 litros de gazpacho, por lo que si sale muy espeso, dependiendo de la cantidad de agua que contengan los tomates, se puede rectificar añadiendo un poco de agua hasta ajustarlo al gusto de cada uno.

Consejos:

- No añadir cebolla. Hay infinidad de recetas de gazpacho, así como gazpachos comprados, que se empeñan en añadir cebolla, u otros ingredientes extraños. La cebolla da muuucho sabor. Un gazpacho con cebolla no sabe a gazpacho, sabe a cebolla. Por favor, no la echéis, hacedme caso.

- Si los tomates no son muy rojos, como es mi caso ya que son tomates tipo raf, se puede añadir un poco de pimiento rojo sustituyendo al verde para que el color sea más intenso. Pero sólo un poco, porque el pimiento rojo también sabe distinto del verde, y eso se nota.

- Podéis añadir unos tropezones de pepino, pimiento o cualquier otra cosa que se os ocurra. En mi caso lleva pepino. O simplemente no añadáis nada, por que va a estar igual de rico.

- Os recuerdo que el tomate es rico en licopeno



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