miércoles, 17 de agosto de 2011

MERMELADAS, CONFITURAS Y DULCES DE FRUTAS

Entre los mejores recuerdos de mi infancia tengo grabados los desayunos que nos daban  a mi hermana y a mí en Santoña, en una colonia de verano: un buen tazón de café con leche, que estaba riquísimo, junto con un bollo de pan tipo chusco, una porción de mantequilla y mermelada. Quizás por eso hoy en día ese es el desayuno ideal para mi, o casi, porque en lugar de café con leche yo soy adicta al colacao, así que tomo mi supertazón de leche con colacao, junto con una tostada con mantequilla, o aceite de oliva, y mermelada. Creo que eso es lo que desayuno más de 300 días de los 365 que tiene el año.

Y por eso, todos los años hago buenas provisiones de mermeladas en cuanto las frutas que tengo a mi alcance están en su momento óptimo. Este año de momento he empezado por las ciruelas y los albaricoques. Es una manera de aprovechar la fruta, puesto que no da tiempo a comerla y de otro modo terminaría estropeándose.

En realidad mermelada y confitura no son exactamente lo mismo, si bien la diferencia es muy sutil. Las mermeladas se preparan a partir de un puré previo de la fruta escogida, que se hierve juntamente con azúcar. La confitura, en cambio, se hace a partir de la fruta troceada, que se incorpora a un almibar preparado con anterioridad cociendo agua y azúcar (250 ml de agua por kilo de azúcar). Como veís no es lo mismo, pero casi: fruta cocida con azúcar. 

Sea como sea yo lo que hago siempre es cocer primero la fruta hasta que se ha reducido suficientemente, y después añado el azúcar y cuezo hasta que por fin adquiere el punto de mermelada. En teoría hay que añadir la misma cantidad en peso de fruta que de azúcar, aunque a mi me parece que es demasiado y siempre añado menos azúcar.

Mermeladas y confituras

Mermeladas y confituras

Mermeladas y confituras

Otra manera de conservar la fruta es hacerla puré y cocerla junto con el azúcar muy despacio para que no se pegue (igual proporción de azúcar que para las mermeladas), reduciéndola después hasta que cueste darle vueltas. El resultado es algo parecido al membrillo, y que está igual de rico cuando se combina con queso. Como ventaja tiene que no hay que esterilizar tarros para guardarlo ni hervirlos después para hacer el vacío, lo cual es bastante pesado.
Dulce de ciruelas

Sugerencias:

- la fruta debe estar óptima, ni pasada ni verde, ya que así es como mejor sabor tendrá la mermelada

- el azúcar es mejor no añadirlo al principio y esperar a que se reduzca la fruta, pues en cuanto lo añadimos tenemos que estar dando vueltas para que no se nos pegue, de ese modo podemos estar descuidados durante bastante tiempo sin remover la mermelada

- el cucharón que empleemos para dar vueltas es mejor que sea nuevo o que lo usemos sólo para las mermeladas, porque de otro modo podemos tener al final una mermelada con regustillo a morcilla o a cualquier otra cosa, ya que por mucho que freguemos, la grasa no termina de salir del todo de la madera

- para ver el punto de mermelada echamos una cucharada de la misma en un platillo que habremos enfriado antes en el frigorífico. Esperamos un poco a que la mermelada se enfríe, y después la empujamos con el dedo. Si la mermelada se arruga es que está en su punto.


Consejillos sanos:

- Si añadimos menos azúcar de lo que se suele recomendar a la hora de hacer la mermelada, resulta más saludable, primero por llevar menos azúcar, y segundo porque de paso reducimos la cantidad de calorías.

- si nos gusta echar una buena capa de mermelada en la tostada, mejor que ésta sea de pan integral para  compensar así el "subidón de azúcar"

-si compramos la mermelada debemos comprobar que en su composición ponga "azúcar" y que no lleve  fructosa, ni jarabe de glucosa-fructosa, ni edulcorantes como el aspartamo, ni nada parecido. Y si no queremos que lleve azúcar lo mejor es comprar mermeladas edulcoradas a base de frutas (zumo de manzana o uva), como la de St Dalfour, que es muy buena.



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